lunes, 20 de noviembre de 2017

Trabajo sexual y transexualidad femenina

A pesar de la mayor visibilidad que se está dando de las personas transexuales en los últimos tiempos (y en especial de lxs menores transexuales), sigue dándose a nuestro juicio una asociación directa de la transexualidad femenina con el trabajo sexual. A pesar de los cambios y avances que se han dado, nos sigue resultando difícil pensar en mujeres transexuales sin asociarlas con la prostitución.

El término transexual es frecuentemente utilizado para definir a aquellas personas que buscan cambiar o hayan cambiado ya sus caracteres sexuales primarios (genitales externos) o características sexuales secundarias (vello, grasa corporal, musculatura etc) para feminizar o masculinizarse. En cualquier caso, son cada vez más las personas que defienden que el hecho de que exista o no exista una intervención quirúrgica, no es lo definitorio ni importante a la hora de definir el fenómeno. Lo importante y definitorio sería el sentimiento de ser hombre o mujer, independientemente de querer acceder, o haber accedido a tratamiento.
Es importante entender también que dentro del colectivo existe una enorme diversidad (como ocurre siempre en la sexualidad humana), y que tal vez más que que hablar de transexualidad, sería mejor hablar de transexualidades.

En este sentido, tomamos la definición planteada por Lucas R. Platero en su libro “Trans*sexualidades. Acompañamiento, factores de salud y recursos educativos”, en la que habla de la transexualidad como algo que “Puede incluir no sentirse dentro de ninguna de estas dos categorías (mujer/hombre) o sentir la identidad de género opuesta a la señalada. También puede implicar tener actitudes y roles sociales determinados, vestirse con prendas y presentarse socialmente de forma ocasional o permanente de un género distinto al asignado, o vivir todo el tiempo en el género elegido. Puede incluir la modificación corporal o no, a través de hormonas, cirugías mayores o menores. Y puede que se haga a veces o puede que sea un viaje de transición que dura toda la vida. Una persona trans* puede tener un aspecto masculino o femenino, puede ser una varón trans* (de mujer a hombre, MaH) o una mujer trans (de varón a mujer, HaM), o puede tener un aspecto ambiguo y rechazar incluso ser categorizado dentro de alguna de estas dos opciones. Puede autodenominarse de muchas maneras, ya que no todas las expresiones trans* son iguales”.

La identidad sexual de las personas no debería, como hacemos habitualmente, definirse en función de características “físicas” externas, sino en la autoconciencia de pertener a uno u otro sexo. En el caso concreto de las mujeres transexuales que ejercen la prostitución, esto es evidente y habitual ya que muchos clientes al contratar sus servicios profesionales ejercen el rol pasivo en la penetración. En definitiva, “piden” ser penetrados.


Prostitución o trabajo sexual.
A día de hoy, y generalmente como reflejo de la estigmatización y de las enormes dificultades a las que se enfrentan las mujeres transexuales a la hora de obtener ingresos económicos, muchas acaban “ganándose la vida” por medio del trabajo sexual.Generalmente no suelen tener otras salidas laborales.
A pesar de que nos parezca una obviedad, es necesario recalcar e insistir en el hecho de que la transexualidad femenina ( y la transexualidad en general) no implica en ningún caso el ejercicio de la prostitución. Existen mujeres transexuales que ejercen la prostitución, y las que no la ejercen.


El doble estigma.
Las mujeres transexuales que ejercen la prostitución, suelen ser estigmatizadas y discriminadas por un doble motivo: ser mujeres transexuales por un lado (Transfobia), y por el trabajo sexual por otro (putofobia). Multitud de estudios y referencias indican que es uno de los colectivos minoritarios más fuertemente estigmatizados, discriminados y agredidos.
En España, muchas de las mujeres transexuales que ejercen la prostitución vienen de países de américa del sur (91,2 %), generalmente en busca de un clima de mayor tolerancia y seguridad respecto a la identidad sexual. En cualquier caso y aunque en España se contemple la discriminación por motivos de orientación e identidad de género, el día a día de muchas trabajadoras transexuales del sexo sigue estando marcada por el estigma y la violencia.


Gran prevalencia de infección por VIH.
La prevalencia de la infección en el colectivo de mujeres transexuales ejerzan o no ejerzan la prostitución sigue siendo muy alta. En un metaanálisis  realizado en 15 países, se detectaron prevalencias de hasta el 19,1% en mujeres transexuales (STEFAN D. BARAL et al Lancet 2013). En otros se han registrado tasas de hasta el 27,3 %.
En el caso de las mujeres transexuales que se ganan la vida como trabajadoras sexuales, estas tasas son aun mayores. La fundación FIPSE, en un estudio realizado entre el año 2000 y 2010, encontró una prevalencia del VIH del 20,1% en mujeres transexuales que no ejercían la prostitución, frente a un 27,4% en las que si que ejercían.
Sigue siendo necesario y urgente atender las necesidades de este colectivo por medio de un trabajo específico que implique a los diferentes sectores sociales, y vaya más allá de campañas preventivas específicas.



Iosu Azqueta






Iosu Azqueta Chocarro, licenciado en Pedagogía por la Universidad de Navarra, diplomado en magisterio (especialidad en Audición y Lenguaje) por la universidad de Alcalá de Henares, y Máster Universitario en Sexología: Educación Sexual y asesoramiento sexólógico (Instituto Universitario de Sexología (IUNIVES). Universidad Camilo José Cela (UCJC). Trabaja actualmente como técnico de prevención en la asociación Apoyo Positivo, así como mediador en el Servicio de Prevención y Detección Precoz de VIH (SPDP) de la Comunidad de Madrid, coordinado por la misma entidad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario